Aunque no tiene nada que ver exactamente con los gatos de la urbanización, sí que lo tiene para mi ámbito familiar y el desarrollo de los acontecimientos.
Tras detectar a mi perra una tos de las perreras después de Semana Santa, tratarla con antibiótico y no recuperarse del todo, ahora los análisis han detectado una leucemia.
Aunque la biopsia de médula no determinaba un linfoma, el vete cree que sí que van los tiros por ahí. Yo no tengo ni idea de estas enfermedades ni de su evolución (que ya no será recuperable). Sólo sé que es como si ahora me fueran vaciando las tripas cada día. Así que de momento, queda en espera lo que íbamos a realizar este puente. Todo está en duda hasta que volvamos el miércoles al veterinario.
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